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LENGUA Y DEMOGRAFIA: Nuestros vecinos del norte
Francisco Ramos
La Opinión
Martes, 24 de diciembre de 2002
Que los flujos migratorios, lejos de estabilizarse o disminuir, continúan, por
el contrario, aumentando de una forma constante, es algo que no parece dar lugar
a dudas. Este es un hecho que se da en la actualidad tanto en los Estados Unidos
como en la gran mayoría de los llamados países ricos, ya queéstos poseen
infraestructura y recursos suficientes como para que los habitantes de los
países pobres vean en ellos la tabla de salvación que les puede permitir vivir
mejor.
Así, no es extraño ver cómo poblaciones enteras de países pobres, en donde no
hay ninguna de las ventajas económicas o sociales de las que disfrutan los más
avanzados, se están quedando vacías, ya que sus residentes las abandonan para
intentar llegar a reunirse con amigos o familiares en los países en los que
éstos residen. Las consecuencias de este fenómeno, conocido como "efecto llamada"
(pull factor), han comenzado a crear situaciones curiosas en los países a los
que llegan los inmigrantes, porque el aumento de población foránea trae consigo
nuevos e inesperados retos en ámbitos culturales,
educativos y lingüísticos, entre otros, que alteran la homogeneidad de las
naciones receptoras.
Canadá es un claro ejemplo de los considerados como países ricos. Como tal, ha
visto cómo se producían numerosos cambios en su población en los últimos años,
lo que ha traídoconsigo un aumento considerable de la diversidad cultural y
lingüística en su territorio. Por ejemplo, según datos del último
censo, recientemente dados a conocer por Statistics Canada, cerca de cinco
millones de canadienses tienen como idioma nativo uno distinto al francés o al
inglés, las dos lenguas oficiales de la nación. Este número, que supone cerca
del 16% del total de la población del país, representa un aumento del
12.5% sobre las mismas cifras de 1996.
Como nota curiosa, debido al gran incremento que se ha dado entre los
inmigrantes de origen asiático, el chino se ha convertido en el tercer idioma
más hablado entre nuestros vecinos del norte y es, además, la lengua que muestra
un mayor crecimiento por número de hablantes de las aproximadamente cien que
existen en el país, entre las que se cuentan el alemán, el italiano, el
ucraniano, el holandés, el polaco, el punjabi o el español.
Eso sí, hay que dejar claro que la expansión del mandarín no va a amenazar de
ninguna manera la supremacía del inglés o del francés, ya que éstos son hablados
por cerca del 90% de los canadienses en casa, según Statistics Canada. De este
número, cerca de 22 millones de habitantes (el 67.5% del total) son anglófonos y
unos seis millones y medio (el 22%) son francófonos, respectivamente, mientras
que los hablantes de chino suponen solamente el 3% del total nacional; o sea,
son aproximadamente unos 900 mil.
Sin embargo, esta cifra da una idea de los cambios que se pueden dar en un país
en un período de tiempo relativamente corto.
A pesar de la diversidad lingüística existente en ese país hay que destacar que
sólo un 17% de la población se considera bilingüe. Interesante es que cerca del
43.4% de la población francófona habla otro idioma, mientras que este porcentaje
desciende al 9% entre los anglófonos. Es decir, que entre aquellos que hablan
inglés como idioma nativo, el número de los que hablan otra lengua es cinco
veces menor que el de los que tienen al francés como lengua madre.
Es esta una situación similar a la que se da en otros países angloparlantes como
Inglaterra y Estados Unidos, en los que una mayoría de sus habitantes consideran
que, al haberse convertido el inglés en la lengua franca por excelencia, no sólo
no necesitan hacer el esfuerzo de aprender otro idioma, sino que esperan que se
les hable en inglés allá adonde vayan.
¿Se puede llegar a cambiar esta actitud?
Probablemente no, porque se halla muy enraizada, pero habría que recordarles a
los que piensan así que si las autoridades educativas de todos los países se
negaran a incluir el aprendizaje de otros idiomas en la escuela, como pasa en
los Estados Unidos, dominar solamente el inglés no iba a abrirles muchas puertas.
Francisco Ramos, Ph.D., es profesor universitario.
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