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Incierto el destino de la educación bilingüe
Hoy
miércoles 18 de junio de 2003
Luis O. Reyes, Ph.D.

¡El plan de aprendizaje de inglés está en camino! ¡Está en camino! ¡No, todavía no! Qué juego tan cínico el del Alcalde y el Canciller. Me recuerdan el pasatiempo "Where's Waldo" con el que se entretenía mi hijo Justin cuando tenía siete años. Él creció y se cambió a Harry Potter. Bloomberg y Klein siguen en las mismas.

Tampoco han aprendido una lección que mi hijo aprendió en el jardín de niños: compartir y confiar en los demás. Esta Administración es desconfiada y no cumple con su palabra. El plan de aprendizaje de inglés (ELL) lleva tres meses esperando por la firma del Alcalde; la fecha límite -que él mismo estableció- fue el 15 de marzo.

El Alcalde aprovechó el natalicio de Martin Luther King, el 15 de enero, para anunciar la iniciativa "Los Niños Primero". Hasta ahora el 'plan' no ha sido desvelado. Los estudiantes de ELL han esperado 150 días en 'la parte trasera del autobús' para que la Alcaldía atienda sus derechos legales y sus necesidades educativas.

La mayoría de los 134.508 estudiantes del programa vienen de familias hispanas, otros vienen de familias donde se habla chino, ruso, 'creole', coreano, 'punjabi', árabe…

Estos estudiantes están matriculados en nuestro sistema de educación pública y tienen derecho, por ley, a una educación bilingüe.

Estos derechos se pautaron en 1974 mediante la decisión del Tribunal Supremo en el caso Lau versus Nichols, y además los garantiza el Decreto de ASPIRA del mismo año, iniciado por la Junta de Educación de entonces y por la propia organización ASPIRA de Nueva York.

Son parte de la ley del estado de Nueva York y de la Comisión Reguladora de Educación Estatal. Fueron aprobados por votación como parte de la política respecto de la lengua de la Junta de Educación en 1986, 1990 y 2001.

Hace dos años el ex alcalde Rudy Giuliani tuvo que renunciar a su plan, que buscaba limitar el acceso a la educación bilingüe y promover la inmersión en el inglés. En 2002 la Junta de Educación votó a favor de las siete reformas propuestas por el canciller Harold Levy y aprobaron los $75 millones requeridos para implantar los cambios. Poco después de su intento frustrado de desmantelar la educación bilingüe, Giuliani decidió no aprobar el dinero.  Los problemas que enfrenta la educación bilingüe no han sido atendidos. Hay una necesidad urgente de reclutar, entrenar y de mantener a los maestros certificados en educación bilingüe, en inglés como segundo idioma y en educación de dos idiomas.

Las limitaciones se agudizan por la falta de acción del nuevo Departamento de Educación en favor de financiar el reclutamiento y el desarrollo profesional de los maestros. En los últimos dos años, 35.000 estudiantes elegibles para ELL no han participado del programa. Además se ha registrado un aumento significativo de desertores escolares entre los estudiantes de ELL, que alcanzó un total de 30,1% en 2002.

Muchos de los participantes de estos programas son nuevos inmigrantes que van a la escuela superior y son mayores que el resto de los estudiantes, han tenido una educación limitada en sus países de origen y tienen la obligación de aprobar los exámenes de grado. La mayoría de ellos no han recibido la hora adicional de ESL a la cual tienen derecho. A muchos estudiantes de ELL se les aconseja que se matriculen en programas de GED, con el efecto de que las cifras de deserción escolar parecen haberse reducido. Esto es
una crisis.

La influencia -de por sí poca– que ha tenido el público en el plan ELL del canciller Klein ha sido puramente cosmética. El proceso secreto de toma de decisiones es arbitrario y caprichoso. Contiene la amenaza de hacerles daño permanente a nuestros niños y a nuestra juventud, negándoles su derecho a una educación.

El Alcalde no debe permitir que el Departamento de Educación abandone sus obligaciones legales y educativas. No debe consentir que las reformas del sistema carezcan de recursos. No debe escuchar a Ronald Unz y a otros que buscan desmantelar el Decreto de Aspira y burlar las leyes estatales y las políticas establecidas por los regentes.

No podernos callarnos mientras esperamos por el "auto da fe" del Alcalde, pues le robaría a nuestros estudiantes su idioma, su cultura y su futuro como ciudadanos multiculturales y multilingües. Le digo que sí al inglés, pero inglés además de nuestros idiomas maternos.

No vinimos aquí a mezclarnos o desintegrarnos en un crisol monolingüe y unicultural.


Columnista invitado luisoreyes@aol.com