Estudiantes hispanos Batallan
con el inglés “Los estudiantes llegan asustados porque se encuentran con una cultura muy diferente a la nuestra”, dice Artemista Kolachbska, maestra de séptimo y octavo grado en la Phoenix Preparatory Academy, ubicada en la Calle Séptima y Fillmore, en el corazón del centro de Phoenix. El plantel pertenece al Distrito de Escuelas Primarias de Phoenix, que cuenta con 15 instituciones y ocho mil alumnos, 92 por ciento de ellos de origen hispano. Phoenix Preparatory Academy tiene una matrícula de mil 100 estudiantes, 700 con limitaciones en el inglés, por lo que están inscritos en programas de Inglés como Segundo Idioma (ESL). A nivel estatal, la Asociación de Educación Bilingüe (ABE), estima que en las escuelas públicas de Arizona hay alrededor de 900 mil estudiantes. De ellos, unos 300 mil son hispanos. Un promedio de 150 mil están en el proceso de aprendizaje del inglés; en este grupo se incluyen niños asiáticos, africanos y nativoamericanos, pero un 90 por ciento de estos 150 mil son latinos. Cabe mencionar que en Arizona, a partir de que los electores aprobaron la Propuesta 203, en el 2000, los distritos escolares fueron obligados a implementar programas de inmersión para que los estudiantes limitados en el inglés aprendan el idioma en el menor tiempo posible. Pero la tarea no es sencilla, según dice la profesora Artemisa. El progreso de los estudiantes depende en gran medida del empeño de los maestros y de la colaboración de los padres en el proceso enseñanza-aprendizaje. En primer lugar, considera que “los maestros deben estar motivados, interesados en los estudiantes, querer ayudarlos, entenderlos, si no, es más difícil que el alumno se motive”. El otro componente lo constituyen los padres de familia. “Tenemos mucha dificultad para atraer a los padres a la escuela”, dice. Y las razones son poderosas. La mayoría trabaja hasta muy tarde y otros se sienten intimidados también por la barrera del idioma. “Pero deben saber que los maestros
podemos hablar con ellos en español, así que tienen que acercarse y estar
siempre en contacto con la escuela.” Coincide con este planteamiento René Díaz,
superintendente del distrito al que pertenece el platel, quien considera que los
padres de familia dejan toda la responsabilidad de la educación de sus hijos en
los maestros. “Tienen que cooperar más”, dice. El inglés se imparte durante toda la jornada de clases, y también “algo” de matemáticas, lectura, ciencias sociales. “Poco a poco, para que cuando salgan del programa puedan trabajar en un grupo regular”, dice Kolachbska.
La maestra dice que diversos estudios indican que aprender otro idioma demora de cinco a siete años. “Pero con este programa de inmersión y después de dos años, yo podría decir que 80 por ciento de nuestros niños ya pueden incorporarse a clases regulares.”
De acuerdo con la Ley 203, la instrucción bilingüe únicamente es permitida a niños menores de diez años que dominen el inglés. Un niño mayor de 10 años será sometido a una evaluación para determinar si califica o no para un programa bilingüe. Además, la ley permite a
estudiantes con discapacidades optar por la enseñanza en dos idiomas. |