Original URL: http://www.lavozinternet.com/current/principal/35.html Apoyan enseñanza del español Pregúntele a una persona si habla español y obtendrá una de tres respuestas: “Sí”, “No” o “Lo estudié en la escuela secundaria, pero no recuerdo mucho”. Julie Wilson y Pat Moffat son ejemplos de la última, por lo que no dudaron cuando su hijo de 7 años, Benjamin, tuvo la oportunidad de ingresar a un programa bilingüe desde el jardín de infancia hasta el quinto grado, en la Escuela Primaria Holdeman en Tempe. “De este modo está aprendiendo (un segundo idioma) en el momento preciso”, dijo Wilson. Y lo está usando. En una vacación a Santa Cruz, California, Benjamin sonreía mientras veía un partido de fútbol transmitido en español por televisión. El niño, estudiante del segundo grado, puede hablarle a su mejor amigo, Jesús, en su lengua materna. “Lo vemos como el desarrollo de una comunidad”, dijo Wilson. Pero también es una inversión en el futuro del niño. La población hispana del estado creció un 88 por ciento en la década de 1990 y ahora suma un cuarto de la población del estado, de 5,1 millones de habitantes. Así que al tiempo que la población hispana crece en Arizona, también lo hacen los beneficios de los niños bilingües. No sólo aprenden a comunicarse, sino además a comprender a gente distinta a ellos, dijo Sarah Hudelson, profesora de educación multicultural de la Universidad Estatal de Arizona (ASU por sus siglas en inglés). Les da una perspectiva más amplia del mundo. Incrementa sus oportunidades de empleo y salario. “Los niños pequeños aprenden un idioma tan rápido”, dijo Gail Guntermann, profesor emérito de español de la ASU. “Cuanto más temprano empiezas, mayores serán los chances de que realmente aprendas ese idioma”. Ser verdaderamente bilingüe toma entre cinco y siete años de inmersión en un idioma, dijo Debra Gómez, directora adjunta del Distrito Escolar Unificado de Tempe. Gómez apoya fuertemente el programa de educación bilingüe que ya está en su sexto año en Holdeman y en su primero en la Escuela Secundaria Gililland. En la secundaria, “la mayoría de los chicos no aprenden realmente un idioma”, señaló Gómez. Los 60 minutos diarios asignados no son suficientes para alcanzar un nivel de competencia académico. “Es la experiencia que tengan con el idioma lo que importa”, dijo. En Holdeman, los estudiantes aprenden matemáticas, estudios sociales, ciencias y lectura en un programa integrado de inglés y español. Para ingresar al programa, los niños deben hablar bien inglés y contar con el permiso de sus padres. “El patio es donde vemos los beneficios”, dijo Duke McDonald, director de la Escuela Primaria Holdeman. Allí, los niños hacen uso inmediato de lo que aprenden en las aulas, probando nuevas palabras y frases _ de español a inglés, y de inglés a español. En Gililland, donde la primera clase de inmersión bilingüe se da en el sexto grado, la maestra Sara Baitling dijo que le ha “sorprendido gratamente” la fluidez de los estudiantes. “Están muy cerca de ser bilingües”, dijo de sus 46 alumnos, quienes pasan una semana viendo las materias tradicionales de su curso en español, para cambiar la semana siguiente al inglés. Uno de los problemas del programa de inmersión bilingüe son los profesores. Pocos buscan certificarse como docentes en idiomas extranjeros para escuelas primarias porque las oportunidades de trabajo son pocas. Costaría 2 millones de dólares en sueldos a profesores implementar un programa extranjero en el Distrito Escolar Unificado de Mesa, dijo Liana Clarkson, especialista en idiomas del mundo del distrito. Un programa de video que expone a los estudiantes al español está disponible para los profesores, pero su uso es opcional e implementado a discreción del director escolar. Al mismo tiempo, la llamada Proposición 203, según la cual todos los estudiantes deben aprender inglés a través de la inmersión a ese idioma, está haciendo que niños hispanoparlantes sean bilingües. “Tenemos mucha gente que será bilingüe, que tienen español como lengua materna”, notó Clarkson. Y también están los niños de habla inglesa que son monolingües. ¿Cuáles estudiantes tendrán mayores oportunidades de empleo en 10, 15 ó 20 años? Los mismos niños responden: “Quiero ser médico”, dijo Valeria López, de 11 años, quien participó en el programa de Holdeman y actualmente asiste a Gililland. “Necesitaré saber español e inglés para hablarle a los pacientes”. Verónica Bailey, de 11 años, cree que ella también necesitará dos idiomas en su carrera. Desea ser enfermera. “Hablamos inglés en casa”, dijo Bailey. “Pero me alegra poder hablar ambos (idiomas)”. Expertos aseguran que si los niños aprenden español en el futuro obtendrán más beneficios. AP/La Voz
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